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12, octubre 2016 - 8:54

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POR EUGENIO DÍAZ

Ciudad de México, 1916. Cien años es sólo un suspiro en la historia del mundo y dos en la historia de la humanidad. Existen algunas fotos representativas de la época, existen letras, la herencia hecha letra en libros escritos por quienes vivieron el momento; más no la experiencia inigualable de haber vivido el momento, o por lo menos, de la transferencia de conocimiento, de sentimientos por alguien que sí vivió el momento.

Hace algunos meses pude entrevistar a Don Nacho Trelles, el hombre con vida más vetusto del futbol mexicano; y qué creen, nació en 196, justo el año que intentamos recrear en nuestras mentes, aquel México, aquella ciudad de los Palacios, sus habitantes, su día, su rutina, sus pasatiempos.

Así que solo nos queda para recrear en nuestras mentes, la realidad del 16, algunas fotos en blanco y negro, algunas películas de cine mudo, lo que dicen los libros, y claro está, nuestra propia imaginación.

Una vida muy distinta aquella sin tanto estrés, sin tan gente, sin contaminación, con entretenimiento, saludable; más simple todo, aunque el país ciertamente, vivía una efervescencia particular, la Revolución Mexicana.

Si bien es cierto, por aquellas fechas ya existía una Liga amateur de futbol en México formada por inmigrantes allegados al país por cuestión de negocios y de trabajo en diversas áreas o industrias, así como socios en clubes deportivos y privados de la alta alcurnia de la comunidad angloparlante todos ya, practicantes y conocedores de futbol y que contaban con los elementos necesarios para su práctica.

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El surgimiento de jugadores mexicanos tardó un debido a que el futbol, ya organizado en una liga amateur, fue fundado y practicado por inmigrantes, por extranjeros.

Señalan los historiadores que unos jóvenes mexicanos que vivían en la colonia San Pedro de los Pinos de la  Capital (que aún existe), fueron los fundadores del México FC hacia 1912, es decir, diez años después de la creación de la liga amateur.

A diferencia de otros poblados, la Ciudad de México no olía a pólvora. Al ser escenario marginal durante los años de la revolución,  cuyos acontecimientos más significativos ocurrieron en el interior, esto parece haber facilitado las actividades consideradas como normales de la época.

El futbol callejero no parece haber tenido una importancia relevante aquellas tardes de 1916. Más bien fueron los colegios privados, mucho de ellos manejados por extranjeros, los que implementaron la práctica del deporte, de futbol, como parte de una educación integral, que en Europa era toda una realidad desde hace años.

Así fue como surgió el Club América. Un aula sirvió como incubadora. Estudiantes de escuelas jesuitas y maristas, la mayoría menores de edad los fundadores.

El colegio marista de la Perpetua que tenían un equipo llamado Colón y el de los Mascarones se fusionaron dando lugar al América. Eso marca la historia, una historia se puede decir burguesa, ya que no cualquier niño podía atender una escuela privada de paga (sigue siendo lo mismo en nuestros días).

A través de los años, sus años. el Club de futbol América cambió varias veces de manos.

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Sin duda el parte aguas se dio en 1959 cuando Emilio Azcárrraga hijo del dueño de tele sistemas (lo que hoy es Televisa), tuvo la idea de comprar al equipo, para meterse al negocio del futbol, del entretenimiento, generando una gran pasión y al mismo tiempo diversión, pues la idea de contratar a los mejores futbolistas extranjeros en una época donde dominaba un equipo con 11 mexicanos, las Chivas Rayadas de Guadalajara, causaría tal efecto.

Al mismo tiempo, la compra del América, contaría con la fuerza de la plataforma poderosa de la radio y TV en poder de la familia Azcárraga, que ya en aquella época tuvo la visión de hacerse con el negocio de organizar un Mundial de futbol. Sin conocer el deporte, el futbol, sin saber lo que era gestionar un equipo, una liga difícilmente obtendría tal objetivo.

Por eso resulta tan importante aquella compra en 1959 al propietario de refrescos Jarritos Ussac Besudo. El América ya había sido campeón antes, pero su personalidad, el significado de ser americanista cambió para siempre.

La percepción que existe es la de un  equipo poderoso,  que con dinero logra allegarse de los mejores jugadores, más allá de los grandes futbolistas, producto de fuerzas básicas que han conformado sus campeonatos a través de las décadas.

Irle al América, pareciera, te hace un aficionado diferente, una persona diferente. Muchas veces lo que no te puede dar la vida; te lo da el América, me asegura un aficionado apasionado del azul y crema, trabajador de la construcción. Ni hablar si la vida te ha tratado bien, no se le puede ir a otro. me comenta otro seguidor del equipo, éste más bien, pudiente.

Son muchas las connotaciones relacionadas con los diferentes equipos, que van desde su origen, pasando por sus mutaciones y por supuesto, su realidad actual.

Cien años de vida, los últimos 57 con el mismo propietario, o debería decir, la misma empresa , que hizo crecer el negocio, la rivalidad (particularmente con Chivas, Pumas y Cruz Azul).