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17, agosto 2015 - 12:11

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POR ERNESTO CASTELLANOS G.
FOTOS ARCHIVO: FOTOTECA,
HEMEROTECA Y BIBLIOTECA
“MARIO VÁZQUEZ RAÑA”

PARECE que fue ayer, pero el próximo sábado se cumplirán 46 años de aquel 22 de agosto de 1969, cuando el gran ídolo del boxeo mexicano, Rubén Olivares, se coronó campeón mundial gallo absoluto al derrotar por nocaut en cinco asaltos al australiano Lionel Rose, en un atestado Forum de Los Ángeles.
Para los aficionados mexicanos, la coronación del famoso “Púas” fue algo así como haber ganado el campeonato del mundo de futbol, ya que en esos tiempos el boxeo azteca difícilmente podía tener acceso a un cetro universal. Y el gran ídolo, el consentido del pueblo mexicano, adorado tanto en nuestro país como en Estados Unidos por los millones de aztecas que viven allá, lo había logrado.
Olivares está considerado como uno de los pocos ídolos del pueblo, con un impacto entre la gente tan grande como lo tuvieron el “Chango” Casanova, Raúl “Ratón” Macías y José “Toluco” López.

DÉCIMO MONARCA
Si nos remitimos a la historia del boxeo nacional, encontraremos que Rubén era el décimo mexicano que alcanzaba un campeonato del mundo. Antes de él lo habían hecho José Pérez Flores “Battling Shaw” en 1933, en welter junior; Juan Zurita en peso ligero, en 1944; Lauro Salas en 1952, en ligero; Raúl “Ratón” Macías en 1955, en peso gallo; José Becerra, también en gallo, en 1959; Vicente Saldívar en pluma, en 1964; Efrén “Alacrán” Torres en 1969, en mosca. Incluimos a José Ángel “Mantequilla” Nápoles, coronado en peso welter el 18 de abril del mismo 1969, así como a Alberto “Chalky” Wright, coronado en 1942 en peso pluma, y del que se discutirá siempre si nació en Durango, México, o en Colorado, Estados Unidos.

¡QUÉ PELEA!
Olivares llegó estando abajo en las apuestas a la contienda contra el campeón mundial Lionel Rose. Muchos dudaban de que Rubén pudiera derrotar a un monarca de la calidad de Rose. Pero Olivares se irguió como lo que era, un amo de la destrucción.
Acabamos de ver una vez más la película de ese combate, y podemos decir que fue una batalla estrujante, en la que Rubén, que poseía un boxeo excelso, tuvo que entrar a bayoneta calada por el campeonato mundial.
En el primer asalto los dos contendientes cambiaron golpes al tú por tú, pero creemos que el round se lo llevó el australiano, quien metió duras combinaciones al rostro y al cuerpo de Rubén. Llegó el segundo episodio, y Olivares se fue al abordaje. Provocó el cambio de golpes, volaron los misiles de ambas partes, pero Rubén logró cascar la mandíbula del australiano, y con poderoso gancho de izquierda lo mandó a la lona para la cuenta de protección. Rose se levantó a combatir muy bravo, metió buenas combinaciones, pero Rubén volvió a prenderlo y lo puso mal. Entonces Rose recurrió al truco de arrojar el protector bucal, para que el réferi detuviera la contienda, le entregara el protector a la esquina del aún campeón, le lavaran el artefacto y se lo volvieran a colocar. Así ganaba segundos para reponerse. Olivares terminó el asalto golpeando a dos manos.
En el tercer round, Olivares ya era dueño de la situación. Sus bombazos llegaban a la testa y al cuerpo de Lionel, que se dolía, pero tiraba golpes. Rose volvió a ganar segundos de descanso al tirar otra vez el protector.
En el cuarto episodio era evidente la superioridad de Olivares, y se intuía que pronto caería Rose. La golpiza era general, y en un momento dado Rose dio la espalda, pero regresó a cambiar golpes, pero muy disminuido.

EL KO
Llegó el quinto round, que sería el definitorio. Rose recibió varios ganchos y volvió a tirar el protector. Se reanudó el combate, y una lluvia de ganchos del “Púas” envió a Rose a la lona. Lionel se levantó, quiso cambiar disparos, pero estaba muy maltrecho, recibía ya una golpiza muy peligrosa, y con una combinación de izquierda y derecha Olivares volvió a ponerlo en la lona. Fue todo, Rose estaba en el piso, y sus dirigentes se metieron de inmediato al ring, el réferi ya ni le contó. Casi cargaron a Rose para llevarlo a su esquina, mientras Olivares festejaba su coronación, y el cuadrilátero se poblaba de gente.
El boxeo mexicano tenía otro campeón mundial. Surgía uno de los grandes boxeadores mexicanos de todos los tiempos, se iniciaba la etapa más grande del “Púas”.