POR JOSÉ LUIS CAMARILLO

MARCELO Fabián Domínguez es de esos peleadores que se ganan al público de todas partes, por su entrega en el ring y sin importarle que sus rivales le lleven ventaja en peso y estatura.

Ayer, el aguerrido púgil argentino, quien reinó entre 1994 y 1998 entre los cruceros del Consejo Mundial de Boxeo, se solazó por el reconocimiento de la prensa mexicana a su trayectoria -se presentó un video de sus momentos cumbre- y “no cabía en sí de gusto” al serle colocado un cinto de última generación del Consejo Mundial de Boxeo.

Mauricio Sulaimán, titular del WBC, se lo impuso con ayuda del periodista  Víctor Cota, con la campeona Zulina “Loba” Muñoz como testigo. También lo nombró Embajador del Programa WBC Cares en Sudamérica.

“Marcelo tiene un gimnasio, ayuda a boxeadores. Siempre tuvo que ir a Europa en condiciones adversas”, apuntó Mauricio.

En el video proyectado en un salón del hotel Geneve, se ve a Domínguez combatir con obvia desventaja contra el gigante Nikolay Valuev (2004, Berlín), quien lo venció por puntos en ocho rounds y posteriormente capturó la corona mundial de peso completo de la WBA para convertirse en el monarca más alto y pesado en la historia. Con semejante experiencia, a Marcelo no le fue difícil derrotar dos veces por KOT a su compatriota de peso completo Fabio “La Mole” Moli, en 2005 y 2006.

La faja del WBC le fue entregada a Marcelo debido a que, según reveló, le fue robado cuando unos ladrones de poca monta se metieron a la casa de su padre. Relató que esos “raterillos no fueron más allá de dos cuadras con el cinturón”, pero quedó muy deteriorado”.

A pregunta expresa, señaló que “me he copiado mucho el estilo (de pelear) de Joe Frazier y citó que su ídolo es su compatriota, también campeón del mundo, Martín “Látigo” Coggi, en quien se inspiró. “Yo empezaba, fui al Luna park, y salí tirando trompadas. Eso fue en 1985 y salí enamorado del boxeo; luego se dio la circunstancia de que fuimos campeones al mismo tiempo”.