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1, agosto 2014 - 14:36

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Associated Press

No hubo aquel grito de gol que lo acompañó toda su vida. Sólo se escucharon aplausos durante el cortejo que culminó con el sepelio el viernes de Julio Grondona en el cementerio de Avellaneda, la misma ciudad en la que nació y forjó su vínculo con el deporte hasta convertirse en una de las principales brújulas del fútbol mundial.

Lionel Messi y Joseph Blatter, llegados ese mismo día al país, fueron algunas de las miles de personas que desfilaron para despedir a Grondona, fallecido el miércoles a los 82 años y quien como presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) construyó un inusual poder.

Prueba del peso que tenía Grondona quedó en claro con la presencia del presidente de la FIFA y de Messi, capitán de la selección de Argentina y cuatro veces elegido el mejor jugador del planeta, quien interrumpió sus vacaciones en Europa para acudir a la ceremonia. También se sumó el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Angel María Villar.

Grondona sentía un afecto especial por Messi, al que más de una vez la pasó la mano por la cabeza, como no lo hacía con ningún otro jugador, cuando el poderoso ex dirigente visitaba la concentración de Argentina en Belo Horizonte durante el Mundial de Brasil.

Encabezado por dos autobombas con ofrendas florales, escoltado por policías con uniformes de duelo y seguido por más de un centenar de automóviles, el cortejo llegó al cementerio de Avellaneda para un sepelio sin acceso a la prensa, tras un día y medio de velatorio en el complejo de la AFA, en la vecina ciudad de Ezeiza. Decenas de personas apostadas cerca del cementerio, entre ellos trabajadores de fábricas, aplaudieron el paso del cortejo, según se vio por televisión.

Durante el trayecto de casi una hora y media, la caravana se desvío un poco de la ruta principal para pasar por detrás del estadio de Arsenal de Sarandí, club del que Grondona fue uno de sus fundadores en 1975.

Javier Mascherano, Maxi Rodríguez, Fernando Gago, Lucas Biglia y el técnico Alejandro Sabella, todos ellos subcampeones en Brasil, fueron vistos llegar a Ezeiza por periodistas apostados afuera del predio.

“Grondona fue un hombre que condujo a la AFA durante décadas y en la Conmebol su gestión ha sido relevante y con una proyección visionaria”, declaró el presidente del organismo rector del fútbol en Sudamérica, Eugenio Figueredo.

También se acercaron al velatorio, entre muchos otros, los técnicos José Pekerman, Alfio Basile, Héctor Veira y Carlos Merlo, así como también los ex futbolistas José Luis Brown y Julio Olarticoechea, campeones del mundo en México 1986.

Grondona fue velado a cajón abierto y según testigos su cuerpo tenía, a la altura de las manos, una camiseta de Arsenal con sus colores celeste y rojo.

“Falleció un dirigente de raza, vengo a despedir a un tipo especial como Julio Grondona que tuvo mucho que ver en mi vida”, dijo Basile, técnico de Argentina en el Mundial de Estados Unidos 1994.

El velatorio, al que concurrió la presidenta Cristina Fernández la noche del jueves, se realizó en un gimnasio del predio de la AFA. Según el diario La Nación, el lugar contenía “un considerable número de coronas y arreglos florales con sentidas dedicatorias”.

“Lo conocí cuando tenía 17 años, fue como un padre para mí, siempre un buen consejero”, recordó Jorge Burruchaga, ex técnico de Arsenal y autor de un gol en la final con Alemania en México 1986, la máxima conquista deportiva de la era Grondona.

Según estaba previsto, los restos de Grondona fueron sepultados al lado de su esposa Nélida Pariani, fallecida en junio de 2012.

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